Qué desfibrilador externo elegir

Hay dos tipos de desfibrilador: semiautomático y totalmente automático. Sea cual sea el tipo de aparato, el usuario es guiado paso a paso, desde el masaje cardiaco hasta la colocación de los electrodos, mediante asistencia vocal.

• Desfibriladores externos semiautomáticos: La característica específica de los desfibriladores semiautomáticos es que la descarga se administra cuando el usuario pulsa un botón a petición del aparato, que ha identificado que es necesario hacerlo.

Desfibrilador externo semiautomático

• Desfibriladores externos automáticos: en el caso de los desfibriladores automáticos, la descarga la administra directamente el aparato si lo identifica como necesario, sin intervención del usuario.

Desfibrilador externo automático

Hay una serie de criterios a tener en cuenta al elegir un desfibrilador, como la facilidad de uso, la conectividad Wi-Fi, el tamaño, la durabilidad, la fiabilidad, la velocidad y el precio.

• Facilidad de uso: Es esencial elegir un desfibrilador con gráficos sencillos e instrucciones verbales comprensibles. Las instrucciones visuales y acústicas claras ayudan a los usuarios a mantener la concentración.
  Elige preferiblemente una máquina con asistencia automatizada. Algunos desfibriladores pueden configurarse para alertar automáticamente al usuario en cuanto el aparato esté operativo.

• Desfibrilador conectado: Algunos modelos de desfibrilador pueden conectarse a la red Wi-Fi. Se trata de una opción muy práctica, ya que proporciona a los profesionales de urgencias una imagen precisa de cada parada cardiaca, incluso antes de que lleguen al lugar donde se encuentra el paciente. Esto les permite comprender mejor los detalles de las descargas administradas y ver el electrocardiograma (ECG) del paciente.

• Tamaño y durabilidad: La mayoría de los lugares públicos disponen de un desfibrilador de reducidas dimensiones que cabe en espacios limitados. Es aconsejable comprobar que el dispositivo cumple la norma IP56, que es el mayor nivel de protección del sector contra el polvo y el agua, para garantizar una mayor durabilidad.

• Fiabilidad y disponibilidad: La fiabilidad de un desfibrilador es esencial para que funcione correctamente en caso de emergencia. Por tanto, la reputación y la experiencia del fabricante en el campo de la cardiología son esenciales.
  Los problemas más comunes que surgen en situaciones de emergencia pueden deberse a una batería que no se recarga o a un desfibrilador que no está donde debería. Un modelo conectado o equipado con funciones automatizadas puede alertarte de elementos que podrían afectar a la disponibilidad del aparato.

• Velocidad: Elige un aparato que se ponga en marcha rápidamente y que, por tanto, sea capaz de dar una descarga en muy poco tiempo.

• Precio: Además del precio inicial del desfibrilador, es importante tener en cuenta el coste de su mantenimiento a largo plazo y la sustitución de sus accesorios (ver pregunta 5).

Para utilizar un desfibrilador se necesitan determinados consumibles, en particular la batería y los electrodos. Estos consumibles deben revisarse regularmente para que el desfibrilador funcione correctamente.

• La batería: La batería de un desfibrilador tiene una vida media de cinco años. Debe recargarse después de cada uso para garantizar que el aparato funcione y esté listo para su uso en todo momento.

• Electrodos: Los electrodos de un desfibrilador miden el ritmo cardiaco y administran las descargas necesarias. Son de un solo uso y deben sustituirse después de cada uso. Tienen una vida útil de dos a cinco años y deben sustituirse en cuanto haya pasado la fecha de caducidad.
  Los electrodos pediátricos deben utilizarse en niños menores de ocho años y que pesen menos de 25 kg.

Electrodos para desfibriladores

Según la Reglamento (UE) 2017/745 sobre Los desfibriladores deben llevar la marca CE para que se autorice su comercialización en el mercado europeo. Se trata de un dispositivo de clase III.

En Estados Unidos, el desfibrilador debe tener un Aprobación de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos – EE.UU.) .

En algunos países, como Francia, la ley exige que los ERP (Establecimientos Receptores de Público) estén equipados con un desfibrilador cardíaco.

Un desfibrilador externo automático cuesta :

• Entre 400 y 1.500 euros por un modelo adulto;
• Entre 400 y 2.000 euros si se trata de un modelo para adultos y niños ;
• Entre 300 y 1.200 euros por un desfibrilador externo de formación (para centros de formación en primeros auxilios, parques de bomberos o determinadas asociaciones autorizadas);
• Unos 300 euros por un desfibrilador externo de bolsillo.

Sustituir los electrodos y la batería puede costar entre 25 y 350 euros, según el modelo de desfibrilador.

Por regla general, cualquier persona está autorizada a utilizar un desfibrilador, aunque no sea médico.

Acompañado de masaje cardiaco, el desfibrilador aumenta enormemente las posibilidades de supervivencia de una persona en apuros. Por tanto, es vital que cualquier persona que presencie una parada cardiaca inicie la cadena de supervivencia y siga al pie de la letra las instrucciones explícitas que proporciona el desfibrilador.

No necesita capacitación para utilizar un desfibrilador. Sin embargo, la capacitación puede ayudarle a familiarizarse con el aparato para que esté preparado para actuar rápidamente en caso de emergencia y antes de que llegue la ayuda.