Según el uso previsto, hay otras características que pueden ser importantes a la hora de elegir un modelo anatómico, como el nivel de detalle, o si es desmontable, transparente o fácil de limpiar.
- Tamaño del modelo y nivel de detalle: es esencial elegir un modelo anatómico con el nivel de detalle adecuado para el uso previsto. Por ejemplo, un modelo de cerebro de dos partes te permitirá ver cada uno de los hemisferios pero no los lóbulos, mientras que un modelo de nueve partes te proporcionará una visión completa y más detallada, aunque puede resultar demasiado complejo para determinados niveles educativos. En todos los casos, las distintas zonas deben ser fáciles de identificar en el modelo. Para ayudar a distinguirlos, se suelen utilizar distintos colores. Algunos modelos representan no sólo los órganos, sino también los vasos sanguíneos que los irrigan.
- Modelo parcial o totalmente desmontado: algunos modelos anatómicos pueden desmontarse parcial o totalmente, lo que permite ver el exterior y el interior de la estructura anatómica representada. Esta función es especialmente útil para las clases en las que los alumnos tienen que explorar un órgano concreto.
- Modelo transparente: como alternativa a los modelos plegables, puedes utilizar modelos anatómicos transparentes, que también ofrecen la posibilidad de visualizar el interior de los órganos.
- Modelos anatómicos fáciles de limpiar: es esencial limpiar los modelos anatómicos con regularidad para mantenerlos en buen estado y reducir el riesgo de contaminación. Basta con limpiarlo con un paño suave humedecido en agua jabonosa. No es aconsejable utilizar productos corrosivos, ya que pueden desteñir los colores del modelo o borrar las inscripciones.