Qué catéter elegir

Un catéter es un tubo largo y delgado cuyo diámetro dependerá de cada aplicación. Se inserta en un vaso o cavidad corporal dispensar fluidos en el cuerpo —soluciones medicamentosas, por ejemplo— y para extraer dispositivos médicos como stents o electrodos de marcapasos. Del mismo modo, algunos catéteres se utilizan para medir parámetros fisiológicos como la presión arterial.

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  • ¿Cuáles son las diferentes partes de un catéter?

    Un catéter es un tubo cuyo extremo permite conectar otro tubo o insertar un instrumento médico.

    También existen catéteres con varios canales internos, conocidos como «luces». Permiten la administración simultánea de diferentes fluidos a través de un único catéter.

    Algunos catéteres están dotados de un balón. Una vez inflado, mantiene el catéter fijo en una cavidad. Es el caso, por ejemplo, del catéter de Foley, que se mantiene en su lugar gracias a un globo inflado en el cuello vesical. Para recoger la orina, esta sonda se puede conectar a una bolsa recolectora.

  • ¿Qué tipos de catéteres existen?

    Existe una gran variedad de catéteres, dependiendo de la aplicación. Los tres tipos principales de catéteres son:

    • Catéteres de infusión —venosos o arteriales—: permiten la administración de uno o más fluidos, como por ejemplo soluciones medicamentosas.

      Catéter de acceso de la marca Vygon

      El catéter se coloca permanentemente en una vena o arteria para evitar tener que pinchar al paciente cada vez. Las perfusiones de soluciones de medicamentosas pueden ser prolongadas o repetidas. Por ejemplo, durante el parto, la madre puede recibir una perfusión de anestésico local que reducirá los dolores. El anestesista colocará el catéter en el espacio epidural, en la parte inferior de la columna vertebral, y la solución que contiene el anestésico local penetrará a través del tubo.

    Catéter de drenaje urinario de la marca Urovision

    • Catéteres de drenaje urinario: permiten drenar la orina de la vejiga o de los riñones en pacientes que sufran de incontinencia o incapacidad urinaria. Puede deberse a cálculos, tumores o a las secuelas de un tratamiento quirúrgico. Estos catéteres pueden ser permanentes o intermitentes. Algunos se insertan a través de la uretra, como el catéter de Foley, o directamente en el riñón a través de una vía percutánea, como en el caso de la nefrostomía.
    • Catéteres de angioplastia: permiten dilatar un vaso mediante un balón fijo en su extremo. Se utilizan principalmente para tratar oclusiones o estenosis arteriales —arterias coronarias, arterias periféricas, etc.—.
  • ¿Qué es un catéter hidrofílico?

    El término «hidrofílico» se refiere a una de las características fundamentales del recubrimiento exterior del catéter, liso, uniforme e inmerso en una solución salina.

    El principal propósito de este tipo de catéter es limitar la sensación de dolor, presión o incomodidad que el paciente puede sentir mientras se introduce la sonda. Con una prelubricación y acuosidad óptimas, reducen el riesgo de lesiones uretrales al reducir la fricción.

    Respecto de los cateterismos intermitentes limpios, los estudios disponibles muestran que en la práctica parece preferible el uso de catéteres hidrofílicos. En comparación con los catéteres estándar, reducen la bacteriuria —presencia de bacterias en la orina— y disminuyen las complicaciones uretrales a largo plazo, entre ellas la estenosis uretral.

  • ¿Cuáles son los riesgos asociados con el uso de un catéter venoso?

    Los catéteres venosos periféricos suelen utilizarse en situaciones de emergencia, como la reanimación, o más comúnmente para administrar tratamientos intravenosos.

    Su colocación se debe a menudo a una necesidad vital. Además, es un gesto que reviste cierta importancia y, por tanto, no está exento de riesgos. De hecho, el 15 % de los pacientes a los que se les coloca podrían sufrir complicaciones.

    Los principales riesgos asociados con el uso de catéteres venosos son:

    • Infecciones —enfermedades nosocomiales—: se estima que las infecciones por catéter representan entre el 18 y el 25 % de las infecciones nosocomiales. Asimismo, casi el 80% de las enfermedades nosocomiales contraídas se presentan en pacientes cateterizados. La incidencia de las infecciones parece ser mayor en las vías venosas centrales que en las vías venosas periféricas.
    • Neumotórax: pueden ocurrir inmediatamente o dentro de las 48 horas siguientes a la colocación del catéter. La cavidad pleural, entre los pulmones y la caja torácica, se llena de aire, causando molestias respiratorias, tos, dolor en el pecho e incluso ansiedad. Puede desaparecer en unas pocas semanas o necesitar hospitalización para drenar el aire atrapado en el tórax.
    • Hemorragias por lesión vascular venosa: suelen producirse en la vía yugular interna y femoral y revisten poca gravedad. El seguimiento ecográfico reduce este riesgo.
    • Trombosis: esta complicación, menos conocida que la infección por catéter, es a menudo silenciosa y su diagnóstico más complicado. Sin embargo, las trombosis y las infecciones suelen estar relacionadas. Los trombos duplican el riesgo de infecciones por catéter.
  • ¿Cómo se inserta un catéter?

    La colocación del catéter se realiza en la mayoría de los casos sin analgesia. Algunos catéteres se insertan a través de la propia cavidad, como los catéteres uretrales, mientras que otros se insertan por vía percutánea, como en el caso de las nefrostomías. La longitud y el diámetro del catéter dependerán del vaso o cavidad en cuestión, así como de la edad y el sexo del paciente.

    El dolor experimentado durante la inserción varía de un paciente a otro. Depende de la aplicación, del tipo de catéter utilizado —hidrofílico o no— y de las condiciones del paciente —edad, peso, estado físico y resistencia al dolor—. Depende también del profesional de la salud que realiza el procedimiento, ya que se requiere una cierta experiencia y destreza.

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