Qué centrífuga elegir

Las centrífugas son dispositivos utilizados para separar los componentes de diferentes densidades de una sustancia. En el campo médico, las centrífugas se utilizan principalmente en laboratorios para preparar muestras para su análisis. Las centrífugas sirven, por ejemplo, para separar el plasma de los otros componentes de la sangre. Están equipadas con un rotor, en el que se colocan las muestras.

Existen diferentes tipos de centrífugas en el mercado. Cada una corresponde aplicaciones específicas. Por tanto, la elección de una centrífuga u otra dependerá principalmente de este criterio.

Ver centrífugas

  • ¿Qué tipos de centrífugas existen?

    Se distingue entre:

    • Las centrífugas multifunción: son polivalentes y se utilizan para análisis de orina, heces, etc. Su velocidad de rotación es de entre 5.000 y 15.000 rpm.
    • Las  microcentrífugas: sirven, por lo general, para pequeños volúmenes de muestras, como lo son los tubos capilares. Los análisis de sangre son los más habituales. Estas centrífugas tienen un diseño compacto y su velocidad es de más de 10.000 rpm.
    • Las ultracentrífugas: son centrífugas que ofrecen velocidades muy elevadas. Se suelen destinar a análisis avanzados en laboratorios especializados o en el contexto de la investigación. Giran a una velocidad de entre 50.000 y 100.000 rpm.
    • Las centrífugas manuales: gran gracias a una manivela de accionamiento manual. Su velocidad de rotación es de 3.000 rpm como máximo.
  • ¿Cuáles son las diferentes funciones de una centrífuga?

    Estas son las funciones de las centrífugas por tipo y aplicación:

    • En biología molecular: centrífugas para extracción ADN, entre otras. En este caso, dependiendo del tipo de muestras, puede ser necesaria una centrífuga refrigerada. Las centrífugas refrigeradas sirven para procesar muestras que deben mantenerse a una temperatura constante. Por consiguiente, es imprescindible que funcionen a velocidades máximas y que mantengan una temperatura constante. En la mayoría de los casos, el rango de temperaturas que ofrecen estas centrífugas oscila entre -20 y -40 grados centígrados, lo que las hace idóneas para el análisis de ADN o ARN, por ejemplo.
    • En bacteriología: las centrífugas se pueden utilizar para citodiagnósticos a partir de exudados o trasudados de diferentes orígenes.
    • En parasitología: las centrífugas se destinan a pruebas de concentración de parásitos.
    • En toxicología, farmacología, etc.
  • ¿Cómo elegir el rotor adecuado?

    Existen varios tipos de rotores. Los más populares son:

    • Rotores angulares o de ángulo fijo: estos rotores están compuestos por bloques de metal con carcasas inclinadas de 15 a 35 grados, dependiendo del modelo. Los tubos se depositan dentro de las carcasas. Estos rotores son bastante compactos y facilitan la rotación gracias a un radio relativamente reducido. Las partículas tienden a sedimentarse principalmente a lo largo de la pared del tubo y más bien hacia el fondo de este. La mayoría de las centrífugas de velocidad de media y alta están dotadas de este tipo de rotor.
    • Rotores oscilantes: estos rotores permiten que los tubos cambien de ángulo durante el ciclo. Las carcasas mantienen la posición vertical en parada y adoptan un ángulo horizontal cuando el dispositivo se pone en funcionamiento. Por este motivo, las partículas se sedimentan directamente en el fondo del tubo sin alcanzar las paredes. La principal desventaja de este tipo de rotores es que no pueden alcanzar velocidades muy elevadas debido a que las carcasas en posición horizontal aumentan considerablemente el radio del rotor, lo que dificulta las altas velocidades de rotación. Se utilizan con frecuencia para aplicaciones de investigación de bajo volumen.

    Para elegir el rotor adecuado, se deben tener en cuenta los siguientes parámetros:

    • Capacidad: el número de muestras que puede contener un rotor.
    • Velocidad: mayor o menor dependiendo del tipo de rotor. Con los rotores de ángulo fijo se pueden alcanzar velocidades mucho más altas que con los rotores de carcasas oscilantes (ver el párrafo anterior).
    • Tipo de muestra.

    En caso de múltiples aplicaciones, la adaptabilidad del modelo a los diferentes rotores será un factor determinante. El cambio de rotor deberá poder realizarse con facilidad. Algunos modelos disponen de un sistema de identificación automática del rotor.

  • ¿Cómo elegir el mejor modelo de centrífuga?

    El espacio disponible en el laboratorio, y más precisamente en la mesa de trabajo, será el criterio más importante a la hora de elegir la configuración de la centrífuga.

    Existen:

    • Centrífugas de mesa —compactas o no—: pueden instalarse fácilmente en una mesa de laboratorio al ser pequeñas y adaptables. Son robustas, duraderas y ofrecen una gran capacidad, además de funcionar a 5.000/6.000 rpm. Todos los laboratorios de biología clínica disponen de este tipo de centrífugas. Algunos modelos pueden disponer de refrigeración y separar sustancias frágiles como ciertos factores de coagulación.
    • Centrífugas de suelo: idóneas cuando el laboratorio necesite optimizar la organización y el espacio disponible en las mesa de trabajo. Estas centrífugas manejan grandes volúmenes y un número considerable de tubos. Su velocidad de rotación es alta, alrededor de 30.000 rpm, y son en su mayoría refrigeradas. La desventaja es su elevado peso, que deberá tenerse en cuenta durante la instalación.

    Cabe señalar que las centrífugas refrigeradas o ventiladas requieren más espacio que las centrífugas convencionales.

  • ¿Qué complementos ofrecen las centrífugas?

    La ergonomía y la seguridad del usuario y de las muestras son primordiales. Comprenden, entre otros:

    • Refrigeración o no del dispositivo.
    • Bloqueo de la tapadera.
    • Alimentación por batería.
    • Bajas emisiones sonoras o caja de aislamiento acústico.
    • Temporizador, para ajustar el tiempo de centrifugación.
    • Taquímetro, para medir la velocidad de rotación.
    • Visualizador digital.
    • Ajuste de la velocidad de rotación —aceleración y deceleración—.
    • Detección automática del balanceo en caso de desequilibrio del rotor.
    • Accesorios aptos para autoclave.
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