Los stents son endoprótesis utilizadas para mantener abiertas cavidades o vasos del cuerpo humano. Suelen ser cuerpos cilíndricos metálicos y pueden presentar varios tamaños, diámetros, estructuras y materiales, dependiendo de la aplicación.
Los stents son endoprótesis utilizadas para mantener abiertas cavidades o vasos del cuerpo humano. Suelen ser cuerpos cilíndricos metálicos y pueden presentar varios tamaños, diámetros, estructuras y materiales, dependiendo de la aplicación.
Los stents se insertan por cateterismo utilizando principalmente dos métodos:
Stent dilatado con el balón del catéter: el stent de angioplastia se coloca con anestesia local. La sonda alcanza la arteria bloqueada, en donde se infla un pequeño balón a la altura del área estrechada para empujar las placas de ateroma de las paredes arteriales. A continuación, se retira el globo para liberar el stent y mantener abierta la arteria.
Stent autoexpandible: el stent ya no recubre un balón sino que se comprime en una fina vaina. Tras alcanzar el área de oclusión, se retira la vaina, el stent se abre y expande la capa interna de la arteria. La mantiene abierta al adherirse a las paredes.
Existen cinco tipos principales: metálicos, con recubrimiento, de elución medicamentosa, biorreabsorbibles y radioactivos.
Los stents de elución medicamentosa se utilizan sobre todo para reducir el riesgo de reestenosis. Se componen de tres elementos: el stent metálico, el medicamento activo y el sistema de administración, la mayoría de las veces de polímero.
Los medicamentos de liberación prolongada son principalmente el sirolimus o el paclitaxel —estos últimos han obtenido la marca de conformidad europea a partir de las pruebas obtenidas en estudios aleatorios—.
El objetivo de estos agentes antimitóticos y/o antiinflamatorios depositados en el stent es bloquear in situ el fenómeno de proliferación intimal. Desde su creación, los stents de elución medicamentosa han reducido significativamente la reestenosis, muy común durante las angioplastias y la implantación de stents desnudos.
Los principales riesgos asociados con la colocación de stents son la reestenosis, la formación de trombos, las complicaciones renales y la ruptura de vasos.
Son varios los parámetros que permiten limitar el riesgo de reestenosis asociado a la colocación de stents. El primero de ellos, como ya se ha visto, es el uso de stents de elución medicamentosa para contener la proliferación intimal.
También son importantes las dimensiones del stent, es decir, su longitud y anchura, así como la luz de la malla. Los avances tecnológicos de los últimos veinte años han dado lugar a muchos avances. En el pasado, los stents llamados «slotted tubes» eran rígidos y provocaban muchos problemas durante su implantación. Los stents «coil» tenían una fuerza radial insuficiente, lo que podía provocar prolapsos tisulares.
Hoy, la naturaleza de los stents ha mejorado mucho con una liberación más fácil del stent, nuevas dimensiones de la luz de malla para una mayor firmeza y una mejor visibilidad bajo control radiográfico. Estas mejoras han tenido un impacto significativo en el éxito de los procedimientos y en las tasas de reestenosis.