Son varios los parámetros que permiten limitar el riesgo de reestenosis asociado a la colocación de stents. El primero de ellos, como ya se ha visto, es el uso de stents de elución medicamentosa para contener la proliferación intimal.
También son importantes las dimensiones del stent, es decir, su longitud y anchura, así como la luz de la malla. Los avances tecnológicos de los últimos veinte años han dado lugar a muchos avances. En el pasado, los stents llamados «slotted tubes» eran rígidos y provocaban muchos problemas durante su implantación. Los stents «coil» tenían una fuerza radial insuficiente, lo que podía provocar prolapsos tisulares.
Hoy, la naturaleza de los stents ha mejorado mucho con una liberación más fácil del stent, nuevas dimensiones de la luz de malla para una mayor firmeza y una mejor visibilidad bajo control radiográfico. Estas mejoras han tenido un impacto significativo en el éxito de los procedimientos y en las tasas de reestenosis.