Los implantes de cadera se diferencian en función del material que se utilice para fabricarlos. Pueden ser de:
- Metal: como el acero inoxidable, el cromo-cobalto o el titanio, que se utilizan sobre todo para la fabricación del vástago femoral.
- Polímeros: como el polietileno, un plástico muy duro y el más utilizado en el mundo. Se trata de una sustancia inerte y perfectamente biocompatible que se introdujo en la ortopedia en la década de 1960 como componente de la prótesis acetabular cementado. Este material todavía se utiliza hoy en algunos pacientes, pero su desventaja es el riesgo de desgaste del plástico con el paso del tiempo y, por lo tanto, una vida útil más corta de la prótesis. Sin embargo, este riesgo sigue siendo moderado porque algunos pacientes han podido conservar una prótesis de este tipo durante 30 años y otros únicamente durante unos pocos años.
- Cerámica: la cerámica es hoy una buena alternativa por su solidez. Se puede utilizar, por ejemplo, una cúpula de titanio y un inserto de cerámica.
La parte móvil entre la prótesis de cabeza femoral y la cúpula forma el llamado par de fricción. Es la parte más frágil de la prótesis, especialmente en términos de desgaste. Existen cuatro posibles asociaciones:
- Cerámica-polietileno.
- Cerámica-cerámica.
- Metal-polietileno.
- Metal-metal.
Cada par de fricción tiene sus ventajas y desventajas. El ortopedista elegirá el más adecuado atendiendo a criterios como la edad del paciente, las actividades físicas que practique, sus especificidades óseas, etc.
Cabe señalar que, en general, no se recomienda el uso de los implantes «metal-metal». Algunas de las empresas que los fabricaban decidieron, entre el 2010 y el 2011, dejar de comercializarlos e incluso retirar los que no se habían utilizado por el bienestar de los pacientes. El problema provenía de la fricción entre los diferentes elementos del implante, que podría provocar el desprendimiento de pequeñas partículas de metal que luego pasaban a la sangre. En la articulación de la cadera, estas pequeñas partículas podían causar reacciones alérgicas con dolor y lesiones locales.