Qué prótesis de cadera elegir

Una prótesis de cadera es un dispositivo médico implantable que consta de tres partes: vástago femoral, prótesis de cabeza femoral y prótesis acetabular. Estos tres elementos reemplazarán la articulación de la cadera dañada para devolver la movilidad y aliviar el dolor del paciente.

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  • ¿Cuáles son los componentes de una prótesis de cadera?

    Una prótesis de cadera consta de tres componentes principales:

    • El vástago femoral: se extrae la cabeza femoral del paciente y se fresa el canal femoral para insertarla. El vástago femoral puede cementarse o no —técnica conocida como «press-fit», o ajuste a presión—, lo que depende de la edad del paciente, de su morfología y su especificidad ósea, aunque también de las costumbres del cirujano.
    • La cabeza femoral: se coloca una cabeza esférica de metal, polímeros o cerámica en el extremo superior del vástago femoral para reemplazar la antigua cabeza femoral.
    • La prótesis acetabular —o cúpula—: se retira la superficie cartilaginosa del techo del acetábulo donde encajaba la antigua cabeza femoral, que se sustituye por dicho componente acetabular. Se pueden usar tornillos o cemento para mantenerlo en su lugar. Esta cúpula contiene un inserto de plástico, cerámica o metal, que estará en contacto con la cabeza femoral protésica.
  • ¿Qué materiales componen principalmente una prótesis de cadera?

    Los implantes de cadera se diferencian en función del material que se utilice para fabricarlos. Pueden ser de:

    • Metal: como el acero inoxidable, el cromo-cobalto o el titanio, que se utilizan sobre todo para la fabricación del vástago femoral.
    • Polímeros: como el polietileno, un plástico muy duro y el más utilizado en el mundo. Se trata de una sustancia inerte y perfectamente biocompatible que se introdujo en la ortopedia en la década de 1960 como componente de la prótesis acetabular cementado. Este material todavía se utiliza hoy en algunos pacientes, pero su desventaja es el riesgo de desgaste del plástico con el paso del tiempo y, por lo tanto, una vida útil más corta de la prótesis. Sin embargo, este riesgo sigue siendo moderado porque algunos pacientes han podido conservar una prótesis de este tipo durante 30 años y otros únicamente durante unos pocos años.
    • Cerámica: la cerámica es hoy una buena alternativa por su solidez. Se puede utilizar, por ejemplo, una cúpula de titanio y un inserto de cerámica.

    La parte móvil entre la prótesis de cabeza femoral y la cúpula forma el llamado par de fricción. Es la parte más frágil de la prótesis, especialmente en términos de desgaste. Existen cuatro posibles asociaciones:

    • Cerámica-polietileno.
    • Cerámica-cerámica.
    • Metal-polietileno.
    • Metal-metal.

    Cada par de fricción tiene sus ventajas y desventajas. El ortopedista elegirá el más adecuado atendiendo a criterios como la edad del paciente, las actividades físicas que practique, sus especificidades óseas, etc.

    Cabe señalar que, en general, no se recomienda el uso de los implantes «metal-metal». Algunas de las empresas que los fabricaban decidieron, entre el 2010 y el 2011, dejar de comercializarlos e incluso retirar los que no se habían utilizado por el bienestar de los pacientes. El problema provenía de la fricción entre los diferentes elementos del implante, que podría provocar el desprendimiento de pequeñas partículas de metal que luego pasaban a la sangre. En la articulación de la cadera, estas pequeñas partículas podían causar reacciones alérgicas con dolor y lesiones locales.

  • ¿Cuáles son los principales tipos de fijación?

    Como ya se ha evocado en la primera pregunta, las prótesis pueden fijarse al fémur y al acetábulo mediante cemento quirúrgico o a través del recrecimiento óseo secundario —sin cemento, o «press-fit»—. Es común asociar un vástago femoral cementado a una cúpula no cementada.

    Prótesis de cadera cementada de la marca Zimmer

    Las características de cada una de estas técnicas son las siguientes:

    Prótesis no cementada de la marca DePuy Synthes

    • Cemento quirúrgico: el cemento quirúrgico utilizado es un polímero acrílico. Tarda 15 minutos en endurecerse y el resultado es una fijación sólida al instante.
    • Sin cemento, o «press-fit»: las prótesis sin cemento —vástago o cúpula— se estabilizan después de seis a doce semanas gracias a un fenómeno de recrecimiento óseo. Para contribuir a este recrecimiento óseo, la superficie de la prótesis suele recubrirse con una fina capa de hidroxiapatita, un componente mineral del hueso. El hueso adyacente identifica la hidroxiapatita como uno de sus componentes y actúa rápidamente sobre el recubrimiento osteoconductor de la prótesis. La hidroxiapatita puede obtenerse químicamente.
  • ¿Cuál es la vida útil de una prótesis de cadera?

    En los últimos años ha mejorado mucho vida útil de las prótesis: la proporción de prótesis que siguen siendo funcionales tras diez años de uso es de alrededor del 99 % en pacientes de menos de 50 años.
    En pacientes mayores, y por lo tanto más sedentarios, se pueden observar cifras similares.
    Esto indica que la artroplastia de cadera es posible para pacientes de todas las edades.

    La vida útil de la prótesis depende principalmente de los siguientes factores:

    • La edad, el IMC y el nivel de actividad física del paciente.
    • El diámetro de la cabeza protésica.
    • El tipo de par de fricción —duro-blando o duro-duro—.

    En este último caso, es importante destacar que la longevidad de las prótesis se debe en gran medida a su composición. Las principales ventajas del par duro-duro —esto es, cuando las cabezas femorales y las cúpulas protésicas son ambas de metal o cerámica— son una tasa de desgaste muy baja y la posibilidad de utilizar cabezas femorales más anchas, lo que limita el riesgo de luxación. Cabe señalar que con los pares metal-metal y cerámica-cerámica, existe un riesgo de dispersión de residuos en los tejidos que rodean la prótesis —pregunta 2—; por consiguiente, se utiliza cada vez más el par cerámica-cerámica. Sufre pocas roturas y es resistente a la erosión por fricción.

  • ¿Cuáles son los riesgos asociados al uso de prótesis de cadera?

    Además de los riesgos inherentes a cualquier intervención quirúrgica —riesgos anestésicos, enfermedades nosocomiales—, las prótesis de cadera pueden dar lugar a complicaciones:

    • Riesgo de luxación: es una complicación considerable para el paciente y varía con el tiempo. Es particularmente alto durante los primeros meses después de la cirugía y disminuye una vez pasado el primer año. Si bien, con el tiempo, vuelve a aumentar de nuevo. Son varios factores los que pueden causar una luxación, relacionados con el paciente, la cirugía y los implantes, o incuso con el seguimiento postoperatorio. Tras una primera luxación, el riesgo de recurrencia es significativamente mayor.
    • Riesgo de infección: cualquier procedimiento quirúrgico implica un riesgo infeccioso, y este riesgo aumenta cuando se coloca una prótesis ya que se introduce un cuerpo extraño en el cuerpo. El sistema inmunológico se desvía y puede dar lugar a una inmunodeficiencia local. Una bacteria que en condiciones normales no tendría ninguna posibilidad de sobrevivir consigue desarrollarse alrededor de dicho cuerpo extraño. Este riesgo de infección puede ser más frecuente en los ancianos porque su sistema inmunitario es menos eficaz. Otros factores pueden aumentar el riesgo de infecciones, como la obesidad, que complica las intervenciones, o la diabetes, que reduce la inmunidad, o incluso el tabaco.
    • Riesgo de reacción alérgica: existe un riesgo de reacción alérgica relacionado con ciertos materiales que constituyen la prótesis.
    • Riesgo de cirugía de revisión: la disfunción, el desgaste o la rotura del implante pueden dar lugar a una cirugía llamada «de revisión».
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